miércoles, junio 20, 2007

El Conocimiento

El conocimiento nos esta esperando , también desarrollado por Guillermo Robledo. El “conocimiento” es mucho más accesible de lo que generalmente se cree para aquellos que son capaces de asimilarlo; y todo el problema estriba en que la gente o no lo quiere o no puede recibir… Ouspensky.- 1949
Ustedes seguramente han escuchado esto alguna vez no??......esto es un casino, cuyos dueños son bancos, sociedades y agentes de valores , cuando vos les mandas una orden, ellos ven tus cartas (órdenes); en consecuencia, la partida siempre girará en contra tuya ya que conocen tu juego –que obligadamente tienes que ir enseñando si quieres jugar- por ello se dice que el mercado de derivados es un mercado “ciego”… pero para ti claro.”“ …”ellos” juegan con las cartas marcadas y los pequeños inversores caemos en sus redes.
¿Nunca han tenido la impresión de que el mercado ha estado esperando a que tu entres para hacer justo lo contrario y que te entre el miedo y cierres con perdidas, para seguidamente volver a tomar la dirección que esperabas?,…con el mercado cerrado estudian las posiciones abiertas y el sentimiento de mercado, introducen las variables que crean convenientes y a seguir cazando….Uno de los
¿Cómo actuar frente a esto?A lo que él mismo respondía con un “clásico” en los mercados, con astucia, reflejos y humildad. Por desgracia, estas reflexiones están lejos del bagaje medio de un inversor de a pie, curtido quizá por sustanciosas pérdidas en los mercados pero sin capacidad suficiente para analizar:
¿Qué pasó? ¿Por qué abrí esa posición? ¿Por qué no la cerré a tiempo? ¿Por qué siempre me sucede a mi?
Estas preguntas no son más que la punta del iceberg de un complejo entramado psicológico y emocional que les da soporte y que pone en juego mucho más que la simple curiosidad intelectual del que reflexiona.
Detrás puede esconderse la angustia, el miedo, la depresión o cualquier otro de los muchos fantasmas que pueblan nuestros universos personales. Agravará aun más la situación contemplarse en un lugar ya conocido, tomar conciencia de que “sucedió de nuevo” lo que tanto temíamos. Aquello que tantas veces se prometió no traicionar (una rutina antes de tomar la decisión, contar hasta diez, llamar a un amigo…) se ve traicionado otra vez, de la misma “forma”, con las mismas dimensiones –más graves quizá- sin atisbarse en el horizonte el menor síntoma de mejoría de una enfermedad que no solo acabará con su salud financiera sino –lo que es mucho peor- con su salud mental.
A veces comprender, reflexionar, entender, no lo es todo. Existen muchos inversores con niveles envidiables de formación, con grandes capacidades de analizar técnicamente una chart, con buenas bases de comprensión del funcionamiento de los mercados en general. Inversores, no obstante, que a pesar de su envidiable formación, cometían una y otra vez errores sistemáticos, asociados a características personales (impulsividad, irreflexibilidad, sugestionabilidad…) de las que por alguna razón no conseguían “darse cuenta”.
El trabajo terapéutico sobre dichas variables, generaba una vía de acceso a los mecanismos responsables de dichos “errores” cognitivos, y una generalización por lo general bastante eficaz y sostenida en su aplicación a todas las facetas (roles) vitales (especialmente la de participante en los mercados). Lejos del milagro, las técnicas de acceso son de lo más sencillo –a veces de una sencillez insultante para el que padeció durante tanto tiempo las condiciones castrantes de dichos errores-, tomadas de distintos campos del saber (etología, psicología, sociología, filosofía) y estructuradas en torno a un espacio de trabajo –encuadre sicodramático- que da soporte teórico a las propuestas técnicas, se abren muchas ventanas al conocimiento de mecanismos que la persona no quiere o no está preparada para ver.
Uno de nuestros objetivos fundamentales es que se hagan accesibles todos los resortes “viciados” que condicionan nuestros actos. Poder “diseccionarlos” ayuda, muchas veces, a entender su origen y poner en marcha mecanismos que los reparen.
Salu2.
Pablo Devaux.

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