sábado, junio 17, 2006

Psicología: Cuentos Zen 2

Como para reflexionar cuando en este laburo uno mete un par de tiros buenos y cree que es Gardel no??????? y comienza a hablar giladas , la humildad, la verdad y la sinceridad sobre todo.
  • Se cuenta que allá por el año 250 A.C., en la China antigua, un príncipe de la región norte del país estaba por ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, él debía casarse. Sabiendo esto, él decidió hacer una competencia entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un desafío. Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe.Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó: “¿Hija mía, que vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura”Y la hija respondió: “No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe. Esto me hará feliz”Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con las más bellas ropas, con las más bellas joyas y con las más determinadas intenciones. Entonces, finalmente, el príncipe anunció el desafío: “Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses será escogida por mí, esposa y futura emperatriz de China”La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean: costumbres, amistades, relaciones, etc.El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado. Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo.Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado. Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos.En la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas y colores. Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan bella.Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado: Aquella bella joven con su vaso vacío sería su futura esposa.Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada.Entonces, con calma el príncipe explicó: “Ella fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en emperatriz: la flor de la honestidad. Todas las semillas que entregué eran estériles”En tiempos donde lo importante parecen ser los resultados, los logros, lo visible, cultivar el valor de la honestidad parece un valor perdido… Somos capaces de inventar los más variados argumentos para excusarnos, por no decir “me equivoqué, tienes razón, no sé acerca de esto”.Opinamos sobre todo, juzgamos a todos… la “viveza” se ha convertido en un valor, encubriendo la mentira, el engaño, la falta de honestidad para con nosotros mismos…

  • La verdad, la sinceridad, la humildad… no son virtudes exacerbadas en los cartoons para niños, ni en las publicidades para adultos… hemos confundido el significado de la palabra EXITO. Si has terminado tu día siendo leal a tí mismo, sin traicionar tus creencias y tus sentimientos, sin dejar de ser quien eres para quedar bien u obtener resultados…ese ha sido un día de éxito…de vos depende…Salu2

Material obtenido de www.psicobolsa.com del Lic. Guillermo Robledo

viernes, junio 16, 2006

Psicología: Cuentos Zen 1

LA TAZA DE TE
  • Nan-in, un maestro japonés de la era Meiji (1868-1912) recibió cierto día la visita de un erudito, profesor en la Universidad, que venía a informarse acerca del Zen. Nan-in sirvió el té. Colmó hasta el borde la taza de su huésped, y entonces, en vez de detenerse, siguió vertiendo té sobre ella con toda naturalidad. El erudito contemplaba absorto la escena, hasta que al fin no pudo contenerse más. “Está ya llena hasta los topes. No siga, por favor”. “Como esta taza,” dijo entonces Nan-in, “estás tú, lleno de tus propias opiniones y especulaciones. ¿Cómo podría enseñarte lo que es el Zen a menos que vacíes primero tu taza?’.’ Cuento zen.

NADA EXISTE

  • Cuando era un joven estudiante de Zen, Yamaoka Tesshu solía ir de un maestro a otro. En cierta ocasión hizo una visita a Dokuon, que vivía en el monasterio de Shokoku. (Uno de los cinco templos de Kyoto en el período Kamakura). Ansioso por demostrar sus conocimientos, Yamaoka declaró: “La mente, el Buda y todos los seres vivientes, al fin y al cabo, no existen. La verdadera naturaleza de los fenómenos es el vacío. No hay realización, no hay ilusión; no hay sabiduría ni ignorancia. No hay nada que dar, nada que pueda ser recibido”. Dokuon, que fumaba tranquilamente, no hizo comentario alguno. De repente, se levantó y golpeó fuertemente a Yamaoka con su pipa de bambú. El joven estudiante montó en cólera. “Si nada existe”, inquirió Dokuon, ” ¿de dónde viene esa furia?”.

DIALOGO CON EL MERCADO

  • Narración breve inspirada en un relato corto de M.Gorki.Estaban ante el mercado dos hombres, dos cualesquiera de tantos llamados a ser víctimas del mismo.¿Qué queréis? – les preguntó el mercado.El primero de ellos contestó con voz afectada:Me rebelo ante la crueldad de tus contradicciones; mi espíritu se esfuerza en vano por penetrar en los mecanismos de tu funcionamiento y mi alma se ve invadida constantemente por las tinieblas de la duda, la incertidumbre y el miedo. ¿Qué reclamas? – interrumpió impasible el mercado.Quiero el éxito, el triunfo, quiero que me llenes de satisfacción y me devuelvas una imagen más digna, triunfadora de mi mismo. Quiero en definitiva que “restaures” la pobre imagen que tengo de mi mismo y me “consagres” como un triunfador. Quiero que me muestres el camino para dominarte. Espera –dijo el mercado con sonrisa burlona- ya has hablado lo bastante y mucho me temo que conozco el resto de tu discurso. ¿Porqué no me ganas?, ¡lucha conmigo!, ¡vénceme y yo seré tu esclavo! No sabes con qué tranquilidad me someto siempre a los triunfadores. Pero es necesario vencer. ¿Te sientes capaz de hacerlo? ¿Serás capaz de bajar hasta tus más íntimas contradicciones y trabajar duro para superarlas? ¿Podrás desarrollar la estructura mental única que separa a los que consiguieron dominarme del resto? ¿Confías en tu fuerza?El primer hombre contestó: Lo has hecho de nuevo, me has arrastrado otra vez a mis más atroces dudas, a mi miedo y mi inseguridad. Eres un canalla irredomable. Ahora pienso que te gusta hacerme sufrir. Te gusta llevarme al lugar en el que siento que no valgo nada y estoy a tu merced.El mercado, con propósito de terminar su audiencia con el primero de los hombres le instó: Dime, al dirigirte a mí, ¿exiges o pides una gracia?.-Pido una gracia, contestó el hombre.-Imploras como un mendigo de solemnidad; pero has de saber, que el mercado no da limosnas. Has de saber que un hombre libre no pide nada, se apodera por sí mismo de mis dones… tú no eres más que un esclavo de mi voluntad. Sólo es libre aquel que sabe renunciar a todos sus deseos para dedicarse enteramente a conseguir el fin perseguido. ¿Has comprendido?. ¡Márchate!El hombre había comprendido y se tendió como un perro dócil a los pies del mercado, para recoger humildemente las migajas de su festín.Las miradas del mercado se centraron entonces en el segundo interlocutor que no había hablado aún.¿Qué pides tú? - No pido nada, ¡exijo! He trabajado durante mucho tiempo en la dirección en la que muchos jamás lo hacen. Conozco íntimamente cada uno de mis resortes. He domado mis pasiones, mi miedo, mi codicia, mis dudas. Me he disciplinado en cada uno de los gestos de mi vida. He profundizado en mil doctrinas ancestrales cuyos caminos me mostraron la senda que va al centro de mi ser. Al lugar en el que nacen todas las emociones. Conozco cada uno de mis defectos y sé manejarlos. Levanté cada uno de los velos que cubrían mi autentico rostro y no quedó ni una sola piedra en el camino que ocultara mis debilidades. Sé quien soy.El mercado impresionado sólo dijo. ¡Toma lo que es tuyo!

La fuerza del Destino

  • Durante una batalla, un general japonés decidió atacar aún cuando su ejército era muy inferior en número. Estaba confiado que ganaría, pero sus hombres estaban llenos de duda. Camino a la batalla, se detuvieron en una capilla. Después de rezar con sus hombres, el general sacó una moneda y dijo:“Ahora tiraré esta moneda. Si es cara, ganaremos. Si es cruz, perderemos. El destino se revelará”. Tiró la moneda en el aire y todos miraron atentos como aterrizaba. Era cara. Los soldados estaban tan contentos y confiados que atacaron vigorosamente al enemigo y consiguieron la victoria. Después de la batalla, un teniente le dijo al general:“Nadie puede cambiar el destino”. “Es verdad”, -contestó el general mientras mostraba la moneda al teniente, que tenía cara en ambos lados”-. Cuento Zen.

Material obtenido de www.psicobolsa.com del Lic. Guillermo Robledo